LOS CIUDADANOS Y EL BUEN USO DE LAS REDES SOCIALES
Las redes sociales se han convertido en la mejor plataforma para que el ciudadano ejerza un papel más activo en la sociedad. Actuando de manera responsable y civilizada estas plataformas pueden ser el mejor vehículo para canalizar el malestar de la ciudadanía, alertando a la población, pero también buscando respuesta en las autoridades, empresarios, académicos, entre otros, según sea el caso. Sus beneficios son múltiples y de eso estoy convencida. Pero por supuesto también hay casos de mala fe, en donde a través de difusión de información que no es auténtica ni precisa se podría poner en riesgo el honor y la reputación de personas, instituciones y marcas. De esta manera, las redes sociales podrían ser lo equivalente a un arma de fuego: su buen uso puede protegernos; su mal uso puede causar un daño difícil de reparar.
Los recientes casos ocurridos en distintos establecimientos comerciales de comida rápida y marcas de alimentos (Domino’s Pizza, Pizza Hut y Pezi Duri de Donofrio) han demostrado el real efecto de las redes sociales. A través de ellas se mostraron insectos en los productos que ofrecen al público, algo que fue rápidamente difundido y viralizado. Así los ciudadanos afectados alertaron a la población sobre estos hechos y buscaron algún tipo de respuesta de las marcas involucradas. En todos estos casos se han tomado cartas en el asunto, pero respecto de los denunciantes hay quienes han dicho que se tratarían de cortinas de humo o de “figuretis” digitales.
A través de estos casos, yo confirmo lo que he venido sosteniendo este último tiempo: Internet, las redes sociales y las diversas plataformas digitales ofrecen al ciudadano esa posibilidad de expresar, comunicar y denunciar; dejando atrás los mecanismos tradicionales de reclamo. El alcance de estas herramientas online es global, con un efecto dominó y una potente capacidad para generar una corriente de opinión o una respuesta, según lo se está buscando.
Mediante Internet el ciudadano puede gozar de mayor participación en los diversos estamentos de la sociedad, convirtiéndose así en un actor real con un poder que trasciende y que puede tener injerencia en cualquier decisión que se tome. Lo hemos visto con el caso de “la repartija” (2013), las recientes marchas sobre la “ley pulpín” o el reconocido caso de las denuncias de las fotopapeletas, entre otros tantos hechos que a través de la acción de la ciudadanía, manifestando su malestar, pueden generar adhesión de otros sectores logrando así cambios en las políticas y decisiones públicas.
Eso es lo que buscamos: ciudadanos más empoderados, críticos, activos, con ganas de intervenir en los asuntos públicos. Que hagan un uso responsable de Internet y de las redes sociales. Esta debiera ser la tendencia en un país donde la población cada vez gozará de mayor acceso a banda ancha, fija y móvil, y con mayor posibilidad de adquirir aparatos tecnológicos. Los ciudadanos tienen un papel importante que cumplir en la construcción de una sociedad de principios e ideales, que aporten en la consolidación de la democracia y en el desarrollo del país.